9 de septiembre de 2011

Es un momento de desface en el que no te paraste a pensar en lo que yo podría sentir después. Una noche de olvido,desenfreno, sin control. Se te olvidó pensar que estabas conmigo, que debías respetarme por tener una relación íntima, que debías guardarte el calentón para otro momento y regresar a casa. Pero no, todo eso se te olvidó, la culpa es del alcohol ¿No? No te imaginas las ganas que tenía de matarte. Sentía tanta impotencia al pensar que era insignificante aquello que yo sintiese, dolía. No te imaginas cuánto dolía. Te cerré la puerta y abandonaste mi casa para siempre. Pensé que algún día volverías a por tus cosas, a pedirme perdón, alguna señal. Pero no. Nunca más volviste y ahora soy yo la que se invade de la tristeza buscando bares y lugares en los que pasar toda la noche emborrachándome, bebiéndome las lágrimas y tragándome el dulce sabor de este malibu con piña. Te busco en otras manos, en otra piel, en otros labios, en otras palabras, en otras personas. En otras maneras de amar, y no te encuentro. Años más tarde, sigo igual que siempre, esperándote, esperando algo que no quiero que vuelva, ni que espero que lo haga.

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