¿Un mal momento? pues sí, tal vez, cosas me van mal, muy mal, en general. básicamente me van mal porque la persona a la más cariño, aprecio y amor le tengo en el mundo me hace sentir como una porquería. tal vez, sólo tal vez sea porque no nos dejamos de pelear, de intercambiar opiniones opuestas y de desgarrar sentimientos. y yo, y yo... pues bueno. estoy aquí escribiendo este texto, sufriendo por dentro, por dentro y por fuera. y ella, ella estará pensando en cualquier otra cosa del mundo, cómo que ponerse hoy, qué verá esta noche, estará organizando los planes para es fin de semana o pensando en la persona a la que más quiere. y yo, y yo... pues bueno. estoy aquí escribiendo este texto, sufriendo por dentro, por dentro y por fuera. estoy pensando en los momentos que vivimos juntos cuando estábamos bien, cuando me cogía del brazo y me decía lo mucho que me quería, y yo sufriendo por dentro porque no era en la misma forma que yo a ella. y créanme que anoche, después de oír aquellas palabras tan duras que me dedicó, me acosté, me acosté y miré hacia la ventana abierta, abierta como si por alguna casualidad del destino se tratase, y miré hacia ella, miré y rápidamente me toqué el corazón, alguna lágrima que otra caída, y pensando que en ese justo momento ella también pensaba en mí, qué iluso, ¿no? y es que... en la vida hay tatuajes que son para siempre, y otros que no lo son como los de un rotulador, que si le das fuerte aunque te quede roja la piel se van, se borran, ya no quedan pruebas de que ahí una vez hubo algo. y como me gustaría clasificar el dolor entre este tipo de tatuajes, pero no, no puedo, el dolor por amor, por alguien que no te supo amar, que no te supo querer, que no se molesto ni en dar la cara, ni en decirte lo que sentía por muy malo que fuera, ese tipo de dolor es como los tatuajes de verdad por llamarlos de alguna manera.